Nació en Siena el día de la fiesta de la
Anunciación. A los seis años tuvo una extraordinaria experiencia mística
que definió su vocación, entregándose enteramente a Cristo. Siendo muy
joven y con cierta dificultad, logró hacerse terciaria de la Orden de
Santo donde pese a las consolaciones y visiones, tuvo que vencer pruebas
muy duras. Por revelación divina, la santa salió a trabajar por la
salvación del prójimo, asistiendo a los enfermos en los hospitales en
especial aquellos que padecían enfermedades repugnantes como la lepra.
Poco a poco reunió a un grupo de amigos y discípulos formando una "gran
familia" y que durante la epidemia de la peste, asistieron a casi todos
los enfermos de la ciudad.
La caridad de la santa también se extendía a los condenados a muerte
a quienes ayudaba a encontrar a Dios. Santa Catalina fungió
exitosamente como moderadora entre la Santa Sede y Florencia pues ésta
había formado una liga contra el Vaticano, y que finalmente se llegó a
la reconciliación bajo el Papa Urbano VI. Santa Catalina entonces volvió
a Siena donde empezó a escribir su famosa obra mística "Diálogo de
Santa Catalina" pero paralelamente, la salud de la santa empeoraba
obligándola a soportar grandes sufrimientos. Dos años después del fin
del cautiverio de los Papas en Aviñon estalló el escándalo del gran
cisma, por lo que Santa Catalina se estableció en Roma, donde luchó
infatigablemente con oraciones, exhortaciones y cartas, para ganar
nuevos partidarios al Papa legítimo.
Pero la vida de la santa tocaba a su fin y en 1380 el 21 de abril,
un ataque de apoplejía la dejó semiparalítica y ocho días después murió a
los 33 años de edad.
lunes, 17 de junio de 2013
SANTO DOMINSANTO DOMINGO DE GUZMAN
Santo Domingo de Guzmán Garcés O.P. (Caleruega,
provincia de Burgos, Reino de Castilla; 1170 – Bolonia,
Sacro Imperio Romano Germánico,
6
de agosto de 1221) fue un religioso español
y santo
católico, fundador de la Orden de Predicadores, más conocidos como dominicos.
Sus padres fueron Félix Núñez de Guzmán y Juana Garcés (llamada comúnmente Juana de Aza, beatificada en 1828) y tuvo dos hermanos, Antonio y Manés (este último, uno de los primeros beatos dominicos).
De los siete a los catorce años (1176-1184), bajo la preceptoría de su tío el arcipreste de Gumiel de Izán, Gonzalo de Aza, recibió esmerada formación moral y cultural. En este tiempo, transcurrido en su mayor parte en Gumiel de Izán, despertó su vocación hacia el estado eclesiástico.
De los catorce a los veintiocho (1184-1198) vivió en Palencia; seis cursos estudiando artes (humanidades superiores y filosofía); cuatro, teología; y otros cuatro como profesor del Estudio General de Palencia.
Al terminar la carrera de artes en 1190, recibida la tonsura, se hizo canónigo regular en la catedral de Osma. Fue en el año 1191, ya en Palencia, cuando vende sus libros para aliviar a los pobres del hambre que asolaba Castilla. Al concluir la teología en 1194, se ordenó sacerdote y fue nombrado regente de la Cátedra de Sagrada Escritura en el Estudio de Palencia.
Al finalizar sus cuatro cursos de Docencia y Magisterio Universitario, con veintiocho años de edad, se recogió en su cabildo, luego el obispo le encomienda la presidencia de la comunidad de canónigos y del gobierno de la diócesis en calidad de Vicario General de la misma.
En 1205, por encargo del rey Alfonso VIII de Castilla, acompaña al obispo de Osma, monseñor Diego de Acebes, como 'Embajador Extraordinario' para concertar en la corte danesa las bodas del príncipe Fernando. Con este motivo, realizó viajes a Dinamarca y a Roma, decidiéndose durante ellos su destino y clarificándose definitivamente su ya antigua vocación misionera. Convencido de que los herejes cátaros debían ser convertidos al catolicismo, comenzó a formar el movimiento de predicadores. De acuerdo con el papa Inocencio III, en 1206, al terminar las embajadas, se estableció en el Languedoc como predicador entre los cátaros, y en 1206 establece una primera casa femenina en Prouille. Rehusó los obispados de Conserans, Béziers y Comminges, para los que había sido elegido canónicamente.
Sus padres fueron Félix Núñez de Guzmán y Juana Garcés (llamada comúnmente Juana de Aza, beatificada en 1828) y tuvo dos hermanos, Antonio y Manés (este último, uno de los primeros beatos dominicos).
De los siete a los catorce años (1176-1184), bajo la preceptoría de su tío el arcipreste de Gumiel de Izán, Gonzalo de Aza, recibió esmerada formación moral y cultural. En este tiempo, transcurrido en su mayor parte en Gumiel de Izán, despertó su vocación hacia el estado eclesiástico.
De los catorce a los veintiocho (1184-1198) vivió en Palencia; seis cursos estudiando artes (humanidades superiores y filosofía); cuatro, teología; y otros cuatro como profesor del Estudio General de Palencia.
Al terminar la carrera de artes en 1190, recibida la tonsura, se hizo canónigo regular en la catedral de Osma. Fue en el año 1191, ya en Palencia, cuando vende sus libros para aliviar a los pobres del hambre que asolaba Castilla. Al concluir la teología en 1194, se ordenó sacerdote y fue nombrado regente de la Cátedra de Sagrada Escritura en el Estudio de Palencia.
Al finalizar sus cuatro cursos de Docencia y Magisterio Universitario, con veintiocho años de edad, se recogió en su cabildo, luego el obispo le encomienda la presidencia de la comunidad de canónigos y del gobierno de la diócesis en calidad de Vicario General de la misma.
En 1205, por encargo del rey Alfonso VIII de Castilla, acompaña al obispo de Osma, monseñor Diego de Acebes, como 'Embajador Extraordinario' para concertar en la corte danesa las bodas del príncipe Fernando. Con este motivo, realizó viajes a Dinamarca y a Roma, decidiéndose durante ellos su destino y clarificándose definitivamente su ya antigua vocación misionera. Convencido de que los herejes cátaros debían ser convertidos al catolicismo, comenzó a formar el movimiento de predicadores. De acuerdo con el papa Inocencio III, en 1206, al terminar las embajadas, se estableció en el Languedoc como predicador entre los cátaros, y en 1206 establece una primera casa femenina en Prouille. Rehusó los obispados de Conserans, Béziers y Comminges, para los que había sido elegido canónicamente.
lunes, 10 de junio de 2013
Madre gabriela de san martin
La Congregación de Dominicas de Santa Catalina de Sena
es un instituto pontificio, fundado por el Padre Saturnino Gutiérrez
Silva, de la Orden de Predicadores, y por la Madre Gabriela Durán
Párraga, en Villa de Leiva, Boyacá, el 18 de febrero de 1880.
(Constituciones No. 1).
La Madre Gabriela de San Martín (Sierva de Dios) nació el 22 de mayo de 1848 en Firavitoba, departamento de Boyacá, Colombia, en su casa paterna, la Hacienda de la Compañía. Sus padres se llamaron Gabriel y Jacinta, y tuvieron 8 hijos, entre los cuales Gabriela ocupó el 7º lugar. Su niñez y adolescencia transcurrieron en la familia, en donde recibió el amor y la educación de sus padres.
Con la ayuda del Padre Saturnino Gutiérrez orientó claramente su vida hacia la vocación religiosa, y fue aceptada en el Carmelo, en donde recibió el hábito el 1º de enero de 1877. Los cuatro meses y 23 días que permaneció allí, de donde tuvo que retirarse por motivo de enfermedad.
En los primeros días de julio de 1877 junto con las señoritas Rosa, Matilde y Virginia Umaña, quienes venían de Bogotá con intención de tomar dos meses de descanso, se fundo un colegio, bajo el patrocinio de Ntra. Señora de Lourdes. Sucesivamente se fueron uniendo a ellas —como profesoras— Sara Rojas, Gabriela y Mercedes Durán e Isabel Briceño. Su aspiración era, además, abrazar la vida religiosa en comunidad. El P. Saturnino les aconsejó ir gradualmente, y les propuso conocer el espíritu de la Tercera Orden Seglar Dominicana, fundada por él en Leiva. Las inició en la oración personal y comunitaria y les dio un reglamento para la vida en común. Ya muy seguras de su decisión de optar por la vida religiosa dominicana, contemplativa y apostólica, pronunciaron sus votos el 18 de febrero de 1880, en presencia del P. Saturnino Gutiérrez.
El Padre Saturnino Gutiérrez Silva (siervo de Dios) era afable, sencillo, humilde, caritativo y con un candor de niño. Aunque ocultaba su saber, veíase en cualquier conversación. Su memoria era tenaz; sus dichos y gracejos, de ocasión; la modestia de sus ojos, en una palabra, todo él, infundía cariño extremo, al mismo tiempo que respeto. Era de un bello carácter.
Tanto para la enseñanza como para la predicación, el Padre Gutiérrez posee dotes especiales. A una inteligenica poderosa y una vastísima ilustración, añade un exquisito don de gentes; su palabra pulcra y elegante es fiel instrumento de la idea densa y profunda, llena de divina y humana sabiduría; el gesto de su mano es fiel intérprete del pensamiento y todo lo realza con su armoniosa voz.
Bajo su dirección, la Madre Gabriela constituye el instrumento escogido por Dios para realizar la inspiración divina que, sin el concurso de ambos, no hubiera podido lograrse. El Padre Saturnino sirve de inteligenica, Sor Gabriela ejerce las funciones del corazón. (Cfr. hacia la identidad rosarista, 29-32p)
La Madre Gabriela de San Martín (Sierva de Dios) nació el 22 de mayo de 1848 en Firavitoba, departamento de Boyacá, Colombia, en su casa paterna, la Hacienda de la Compañía. Sus padres se llamaron Gabriel y Jacinta, y tuvieron 8 hijos, entre los cuales Gabriela ocupó el 7º lugar. Su niñez y adolescencia transcurrieron en la familia, en donde recibió el amor y la educación de sus padres.
Con la ayuda del Padre Saturnino Gutiérrez orientó claramente su vida hacia la vocación religiosa, y fue aceptada en el Carmelo, en donde recibió el hábito el 1º de enero de 1877. Los cuatro meses y 23 días que permaneció allí, de donde tuvo que retirarse por motivo de enfermedad.
En los primeros días de julio de 1877 junto con las señoritas Rosa, Matilde y Virginia Umaña, quienes venían de Bogotá con intención de tomar dos meses de descanso, se fundo un colegio, bajo el patrocinio de Ntra. Señora de Lourdes. Sucesivamente se fueron uniendo a ellas —como profesoras— Sara Rojas, Gabriela y Mercedes Durán e Isabel Briceño. Su aspiración era, además, abrazar la vida religiosa en comunidad. El P. Saturnino les aconsejó ir gradualmente, y les propuso conocer el espíritu de la Tercera Orden Seglar Dominicana, fundada por él en Leiva. Las inició en la oración personal y comunitaria y les dio un reglamento para la vida en común. Ya muy seguras de su decisión de optar por la vida religiosa dominicana, contemplativa y apostólica, pronunciaron sus votos el 18 de febrero de 1880, en presencia del P. Saturnino Gutiérrez.
El Padre Saturnino Gutiérrez Silva (siervo de Dios) era afable, sencillo, humilde, caritativo y con un candor de niño. Aunque ocultaba su saber, veíase en cualquier conversación. Su memoria era tenaz; sus dichos y gracejos, de ocasión; la modestia de sus ojos, en una palabra, todo él, infundía cariño extremo, al mismo tiempo que respeto. Era de un bello carácter.
Tanto para la enseñanza como para la predicación, el Padre Gutiérrez posee dotes especiales. A una inteligenica poderosa y una vastísima ilustración, añade un exquisito don de gentes; su palabra pulcra y elegante es fiel instrumento de la idea densa y profunda, llena de divina y humana sabiduría; el gesto de su mano es fiel intérprete del pensamiento y todo lo realza con su armoniosa voz.
Bajo su dirección, la Madre Gabriela constituye el instrumento escogido por Dios para realizar la inspiración divina que, sin el concurso de ambos, no hubiera podido lograrse. El Padre Saturnino sirve de inteligenica, Sor Gabriela ejerce las funciones del corazón. (Cfr. hacia la identidad rosarista, 29-32p)
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